Poco antes de morir, Danzarote entrega a su discípulo Hildegunst von Mythenmetz un extraño manuscrito y le pide que se dirija a la ciudad de los libros soñadores. Al leer el libro, el joven Hildegunst descubre que su autor tiene un don único, el Orm, y se dispone a buscarlo en aquella extraña ciudad. Hildegunst descubre un lugar subterráneo poblado por fantásticos personajes obsesionados con los poderes secretos de los libros, libreros de viejo y coleccionistas de rarezas literarias, cazadores de libros capaces de matar por un manuscrito deseado...
Deberá reunir todo su valor para adentrarse en las catacumbas donde se esconde el temible rey de las sombras. Empiezan entonces para el joven unas muy inesperadas y fascinantes aventuras por el mundo mágico de los libros.
Poco os puedo decir del libro sin destriparos la trama como un tiranosaurius rex, salvo que cualquiera que ame la literatura tendrá un hueco en su corazón para este libro. Puede ser pesado a ratos, un tostón, demasiado detallado o de lectura lenta; pero está escrito deliciosamente y, no sé como, logra que te quedes en vilo hasta el final. Sin embargo, no es lo que se dice un libro "emocionante". Como ya he dicho, el estilo es minucioso y lento, mas muy bien escrito; y creo que es eso lo que te lleva a continuar leyendo. Por tanto, considero que, mientras que la mayor parte de los libros te proporcionan emociones fuertes e inmediatas que te llevan a devorarlos en un par de días, La Ciudad de los Libros Soñadores es de efecto lento, casi invisible, pero duradero y prolongado. Probablemente ésta haya sido una de las novelas que más tiempo me ha costado leer, no porque no me haya gustado, sino que, por las características anteriores, lo he disfrutado lentamente, como degustándolo para no perderme en las grandes descripciones plagadas de detalles.
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Otra gran delicia de La Ciudad de los Libros Soñadores es su preciosa encuadernación y diseño interior. ¡No pasan 10 páginas sin encontrarte una ilustración! Suelen ser a página completa o incluso llegan a ocupar dos (como la de debajo) y están hechas a pluma y tintero. Completan muy bien al texto y relajan la posible pesadez de las parrafadas, además de resultar muy sugerentes al lector.
En resumen: La Ciudad de los Libros Soñadores, es un libro hecho por y para amantes de la literatura. Se lee despacio y sin prisa, saboreando cada detalle, como las bellas ilustraciones y los inteligentes anagramas literarios.
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Walter Moers, bajo el pseudónimo de Hildegunst von Mythenmetz, te reta a adentrarte en las profundidades de Bibliópolis, donde acechan todo tipo de peligros tras gruesos tomos abandonados de incalculable valor, montañas y montañas de libros.
¿Aceptas el desafío?